La verdad nos hará libres
En primera instancia es importante distinguir aquello que se guarda porque pertenece a mi intimidad y como tal, es información que pertenece a mi crecimiento personal; de la información que involucra a otros por ser silenciada. Es decir aquello que guardo por vergüenza, que callo porque duele demasiado, o porque simplemente “de eso no se habla”, y por sobre todo, por CULPA.
Aquí podemos distinguir entonces una cosa de otra. El dato que separa esta distinción es la culpa. La culpa que siento por entristecer al otro, de hacerlo sufrir, de romper su confianza, de haber roto una fidelidad.
Es raro encontrar una familia que no guarde secretos, ya sean grandes, pequeños, muy comprometidos o ligeros.
Y generalmente van referidos a temáticas tabúes: la sexualidad, prohibiciones sociales, acontecimientos penosos, vergüenzas, información peligrosa.
Si el sistema familiar sostiene una jerarquía de valores con mucha rigidez, más pesado es el secreto, y más grande la carga que se acumula. Todo secreto implica una fuerza psíquica que ayude a quien porta el secreto a integrarlo a su vida, ya sea con racionalizaciones o autoexplicaciones, o a dividirse de alguna manera para escindir la incomodidad de ser portador de un secreto y al ocultar este indecible, esta información se guarda como un “ataúd secreto”, o “cripta”. (Concepto de los psicoanalistas Abraham y Torok y que retoma Anne Ancelin Schützenberger en su libro Ay mis ancestros)
Y que puede transmitirse del inconsciente de uno de los padres al inconsciente de un hijo, de una generación a otra.
Lo que no se habla, lo que no queda dicho está condenado a perpetuarse desde el silencio y ello puede manifestarse en nuestras vidas de diferentes maneras:
Tendencia a la mentira, a robar, o a ocultar
Amores imposibles
Nostalgia, tristeza y un pensamiento derrotista, falta de autovalía
Enfermedades crónicas
Enfermedades genéticas o congénitas
Hiperactividad
Vergüenza, timidez
Pulcritud o desorden excesivo
Rigidez de pensamiento y necesidad de control, de limpieza y orden.
Sobrexigencia
Sobreproteccion de nuestros hijos.
No puedo decir lo que siento. No sé bien qué es lo que siento.
Dependencias emocionales
Duelos bloqueados
Necesidad de salvar, sanar, proteger, pedir justicia. Vivir con la frustración de no poder cambiar al mundo, la sociedad, la violencia, etc.
Deudas
Y muchas expresiones más.
El dato más importante de toda esta lista es que siempre va acompañado de una sensación de malestar en la vida, de que hay algo que tengo que cambiar, de que hay algo que anda mal, frustración, resignación.
La CULPA nos indica el camino de que allí hay lealtades inconscientes con mi sistema de vínculos (familia, amigos, sociedades, etc.) que estoy incumpliendo.
La culpa puede ir guiando en muchos casos decisiones en la vida que nos alejan de permitirnos vivenciar los anhelos más profundos. (Por ejemplo, seguir la carrera de medicina que papá soñaba para mí, y dejar el arte. Postergo mis estudios o un viaje porque tengo que quedarme con mi madre que se acaba de separar y se siente muy triste.)
Esto es lo que sucede en todos los sistemas familiares. Y desde la lectura del Transgeneracional hay que entender que la historia de nuestros antepasados, sigue viva y latente guiando gran parte de nuestra conducta presente.
Son guiones prearmados que tomamos sin mucha opción desde que estamos en la panza de mamá. Son las reglas que aceptamos para pertenecer. Y esto es muy importante, pues es un dato arcaico de nuestra biología, es nuestra memoria animal que nos impulsa, desde la supervivencia, a formar parte de la manada. Fuera de ella, estamos en peligro de muerte.
Los secretos tienen la función de sostener cohesionada la manada. Tiene su sentido de supervivencia. Pero sucede que los secretos también responden a un momento histórico o familiar en el cual, esa verdad revelada podía ocasionar estragos. Y esa misma verdad en la actualidad, sería un problema a solucionar sin más drama. Por ejemplo quedar embarazada fuera del matrimonio.
El estudio del Transgeneracional, abre una nueva perspectiva a estos conflictos, comprendiéndolos dentro de un contexto mayor y con una lógica de supervivencia que se viene repitiendo en una historia a la cual pertenezco.
Desde mi perspectiva personal y terapéutica, si es los secretos se revelan en el momento que pueden salir a la luz con la mayor conciencia y con toda la intención de trabajar sobre ello y poder integrar esa información en mi vida. Como una fruta madura.
Lic. María Eugenia Calvo